Los que ven por primera vez las colinas de la isla Bohol, en
Filipinas, suelen pensar que son una construcción monumental hecha por
el hombre. Sin embargo, son completamente naturales. Las colinas parecen
bombones en forma de conos de chocolate, sobre todo en invierno, cuando los pastizales que las cubren quedan completamente secos, dándole su
tono marrón.
Situados en la isla de Bohol, en Filipinas, los conos son una
formación geológica única: suman alrededor de 1268 colinas en forma de
cono casi perfectas y lo más llamativo, de aproximadamente el mismo
tamaño, repartidas en una superficie de más de 50 kilómetros cuadrados,
salpicando el paisaje de forma uniforme. La mayoría de ellos alcanzan
los 120 metros de altura.
Las colinas de chocolate (Chocolate Hills) son un verdadero
atractivo turístico de Filipinas, una zona extremadamente pintoresca y
de gran atractivo visual: además de los "conos de chocolate", la zona
está salpicada de campos de arroz y grupos de viviendas típicas de
bambú.
Durante la estación seca, la precipitación es insuficiente, de
manera que la hierba se seca y las colinas suelen parecerse a verdaderos
bombones de chocolate que hacen honor al nombre "Chocolate Hills":
En cuanto al origen de los conos de Filipinas, no existe una teoría
consolidada, aunque entre las más aceptadas, se considera probable que
alguna vez fueran depósitos de piedra caliza bajo el mar, levantado por
el movimiento de las placas y, a continuación, suavizado por el viento y
la erosiódel agua de lluvia. Las colinas de Bohol están consideradas
un ejemplo de topografía karst.
La versión más romántica sobre el origen de los conos de Filipinas
proviene de una leyenda: los conos son las lágrimas secas de un gigante
inmortal llamado Arogo, que lloró por la muerte de su amada. Lo cierto
es que con o sin leyenda, los conos de Chocolate Hills son un paisaje
incomparable, elegidos acertadamente como un emblema para la promoción
turística de Filipinas.
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